
Paseaba por Praga, cuando de repente me fijé en una feliz pareja de recién casados, que posaban para su álbum de boda. Empecé a observarlos y me impregné tanto de su felicidad que no me di cuenta de la fuerte excitación que me invadía. Hablamos un poco y le ofrecí al marido comprar su noche de bodas y follarme a su mujer. A pesar de sus reticencias, el dinero jugó a mi favor, así que un rato después su mujer me estaba haciendo una mamada en pleno vestido blanco de novia, mientras él la miraba. Nunca olvidarán una boda así.